Hablar de la menstruación sigue siendo un tabú en México, sigue siendo motivo de vergüenza y las personas siguen pensando que hace vulnerable física y mentalmente a la mujer, al grado de incapacitarla para realizar sus actividades cotidianas; esto genera violencia simbólica sobre la mujer porque se coartan sus derechos y se les encasilla en solo un rol social. Para cambiar la percepción que existe, la educación juega un papel importante de transformación.

Como docente de Educación Física mi compromiso es promover en mis alumnas y alumnos la práctica de la actividad física para favorecer su desarrollo integral, por lo que la primera vez que trabajé con 5° y 6° grado de primaria, bien recuerdo que, ante la petición de varias niñas de permanecer sentadas durante la sesión por el hecho de “andar en sus días”, las reuní y pedí a los niños que me apoyaran con el acomodo del material mientras hablaba con sus compañeras.

Aproveché la ocasión para explicarles que realizar actividad física moderada durante la menstruación les brinda grandes beneficios, principalmente la disminución del dolor y del flujo, así como la regulación de su periodo; con asombro, expresaron que creían que era lo contrario, por lo que las invité a que lo comprobaran por sí mismas, sugiriéndoles que antes de cada sesión pasaran al baño para asegurar su protección.  

A partir de ahí, estuve al pendiente de ellas durante las sesiones e inicié un Club de Handball (con una hora diaria) al cual las integré y les brindé la oportunidad de realizar las actividades de acuerdo a la fase menstrual en la que se encontraban, dándoles plena libertad de atender su higiene personal cada que lo requerían, con la firme intención de que se sintieran cómodas y seguras para participar con sus demás compañeras y compañeros. Con el paso de los meses obtuvieron cambios favorables en sus periodos, así como sorprendentes logros deportivos, desarrollándose en ellas actitudes positivas hacia la práctica de la actividad física durante la menstruación.

Esta experiencia me dio la oportunidad de contribuir en la formación de mis alumnas para que desarrollaran su potencial, sin prejuicios que las limitaran, transformando las concepciones que tenían respecto a la menstruación. Es crucial que las maestras seamos agentes de cambio preparadas para diseñar estrategias que nos permitan enseñar a nuestras alumnas que la Educación Física y la menstruación no están peleadas y por el contrario, la actividad física durante el periodo menstrual conlleva beneficios. Queremos contribuir en la eliminación de estereotipos de género que limitan sus procesos educativos.