Durante los 30 años en el campo de la docencia, 15 años como docente y 15 años como directiva en secundaria, he estado en varias reformas educativas: la de 1992 con el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, la del 2006 con el Pacto por México del presidente Felipe Calderón, la de 2017 con Aprendizajes Claves con Enrique Peña Nieto y la del 2022 de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) con Andrés Manuel López Obrador. 

Esta última reforma, desde mi punto de vista, entró de manera apresurada, sin una debida capacitación al magisterio, faltante de consenso en las distintas figuras importantes en el tema como supervisores, directivos, padres de familia, expertos en aprendizaje, estudiantes; con cambios bruscos en los aspectos de autonomía docente, con una transformación en la visión más centrada en la comunidad, el humanismo y la excelencia educativa; con falta de materiales educativos para apoyar la labor docente, libros de texto incompletos en contenidos que exigen los programas sintéticos, ambigüedad y confusión en la aplicación de las metodologías sociocríticas, en la agrupación de los Campos Formativos. Además  falta de un pilotaje controlado para poder realizar mejoras en todos esos aspectos mencionados. 

Sin embargo, aunque algunas formas de nombrar a los elementos de la NEM cambiaron, muchos conceptos siguen siendo los mismos, tales como la evaluación formativa, calidad-excelencia, importancia de la tecnología, equidad, inclusión, reconocimiento a la labor docente, importancia de la salud física, mental y emocional, entre otros.

Para los 45 docentes que dirijo en nivel secundaria hubo mucha confusión pues se hicieron muchos cambios en los Planes y Programas de estudio de ciertas asignaturas (sobre todo en Historia, Español, Geografía), disminución de la carga horaria (Historia, Formación Cívica y Ética, Ciencias I), el manejo de metodologías de proyectos con enfoque en la interdisciplinariedad, tratando de identificar y actuar sobre problemas del contexto, pero donde la falta de tiempo para organizarse y planear dichos proyectos no estuvo contemplada, resultando muy complicado para los docentes ponerse de acuerdo para hacer proyectos en común.

Si bien, tuvimos dos años de sesiones mensuales y periodos de formación docente, muchos de los temas en Consejo Técnico Escolar (CTE) estuvieron repetidos (evaluación formativa, conceptos diversos de la NEM, la integración de los ejes, las metodologías sociocríticas, entre otros); además, la falta de claridad para los elementos curriculares existentes y el cómo vincularlos causó también confusión entre los docentes de los cuatro campos formativos.

Las estrategias que hemos utilizado son: trabajar individualmente en conocer los programas sintéticos, determinar las problemáticas que tiene nuestra comunidad escolar, trabajar con docentes del mismo grado los contenidos que se tienen en común y que atienden estas problemáticas (primeramente con disciplinas del mismo campo formativo y luego con todas las demás), revisar situaciones que pudieran abordarse desde distintos enfoques afines a cada disciplina, ordenar esos contenidos, dividirlos para todo el curso escolar,  determinar los tiempos y fechas en los que se abordarían, armar los programas analíticos, anexándoles tanto contenidos como codiseño. cuando era necesario según el diagnóstico inicial. Después de armar esa estructura de base, se han ido realizando los proyectos utilizando determinadas metodologías sociocríticas, buscando información y actividades de distintas fuentes, incluidos los libros de texto gratuitos (que requieren mejorarse pues no contienen toda la información de los programas sintéticos). Ir avanzando poco a poco cada proyecto, cada mes, cada trimestre.

Las formas de trabajo han sido diversas: desde el trabajo personal, en academia de una misma disciplina, en equipos de grado, en equipos de campo formativo, en plenaria. Se tiene abiertos grupos de whatsapp en cada uno de esos grupos para poder comunicarse permanentemente en la evolución de proyectos, además de las reuniones oficiales de CTE. 

El trabajo ha sido intenso y está significando muchos retos:
La apropiación de un nuevo modelo educativo.
La necesidad de apropiarse de sitios educativos, bibliografía, información, actividades, materiales para poder planear y evaluar el aprendizaje, acordes a la autonomía que este nuevo modelo educativo le permite.
Optimizar los tiempos, ya que son escasos para conocer los nuevos libros de texto del propio y de todos los campos formativos, -si no los conozco bien, no puedo ubicar dónde buscar información-. 
La oportunidad para planear juntos, varios docentes, esos proyectos, conociendo y vinculando los contenidos de cada una de sus disciplinas.

Las emociones y sentimientos experimentados han sido diversos: motivación por estos cambios que animan a trabajar lo comunitario, priorizar el bien común por encima de los intereses personales, los valores, la inclusión, los derechos, la igualdad, la sustentabilidad y el orgullo por lo nuestro. Sin embargo, ha existido confusión por la falta de lineamientos claros en los “cómo”, molestia por la carga administrativa que sigue habiendo y porque los tiempos y recursos son escasos. Más que resistencia al cambio, lo que ha habido en nuestra comunidad escolar es angustia por todo lo que debemos aprender, investigar, planear, y el poco tiempo para hacerlo con la excelencia que se pide y que nuestros estudiantes merecen. 

Estamos avanzando, unos docentes más que otros, según sus propias actitudes, tiempos y esfuerzos, pero nos estamos apropiando de la filosofía y metodología que nos pide la NEM. Conforme pasen los meses y continuemos trabajando en ella y vayamos conociendo los materiales, iremos mejorando.

La implementación de la NEM en nuestra secundaria no ha sido fácil, como directora me siento con la responsabilidad y el compromiso de acompañar a mis docentes en su proceso, pero reconozco que hay mucho qué leer, investigar y mucho por mejorar para poder lograr el aprendizaje con excelencia. En secundaria esa tarea es complicada, los tiempos breves, la cantidad numerosa de alumnos, la fragmentación de horas, no ayuda. Tenemos los retos de conocer más nuestros libros de texto, los contenidos de las otras asignaturas para vincularnos, la aplicación de las metodologías sociocríticas y el trabajo por proyectos comunes. Desde mi percepción, los docentes van mejorando día con día, el próximo curso escolar será más sencillo e iremos puliendo esas estrategias y teniendo más confianza en nosotros mismos.