La promoción de la lectura como proyecto de vida, más allá de la escuela

 Joel Santana Delgado

 Nayarit / Premio ABC 2008

 14 de Noviembre del 2025

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¿Cómo será mi vida después de jubilarme?, ¿a qué voy a dedicarme? Estas preguntas venían una y otra vez a mi mente cuando después de 43 años y 6 meses como maestro de primaria y secundaria, tomé la decisión de retirarme del servicio docente.

Mi nombre es Joel Santana Delgado, originario de Jala, Nayarit (Pueblo mágico); soy orgullosamente Maestro ABC, pertenezco a la Primera Generación 2008, gané como Asesor Técnico Pedagógico por mi trabajo de apoyo a las y los docentes de primer grado, en la enseñanza y aprendizaje de la lectoescritura; y hoy quiero aprovechar este espacio para contarles un poco de mi experiencia después de mi jubilación.

La decisión de jubilarme la tomé al terminar la pandemia del COVID 19 en el año 2021; después estuve todo un largo año metido en casa, fue un año terrible sin hacer lo que más me gustaba hacer y, aunque durante la pandemia estuvimos encerrados, era un encierro digamos productivo ya que aún estaba en servicio: preparaba la clase, atendía a las madres y padres de mis estudiantes por teléfono y hacía videos para explicar las tareas, se pasaba el tiempo. No fue así cuando me jubilé y ya no hacía nada de tareas pedagógicas.

A mis 64 años retomé mi trayectoria como lector, escuchaba música, veía series de televisión además de ponerme al tanto del acontecer de la política así como dar seguimiento a los temas que se estaban tratando en los Consejos Técnicos Escolares, entre otras cosas, pero me sentía improductivo y poco satisfecho.

Una gran compañera y amiga docente, también jubilada, que había puesto a funcionar una librería en Tepic, Nayarit, me animó a instalar una librería en mi pueblo natal, Jala, Nayarit, a donde yo me iría a radicar. No fue sencillo tomar esta decisión, porque, aunque por más de una década estuve desarrollando proyectos educativos relacionados con la lectura, no sería lo mismo emprender un proyecto de promoción de la lectura por mi cuenta.  

Con lo antes compartido, hago un paréntesis: si algún compañero colega docente me lee, considere la importancia de preparar con tiempo la etapa de jubilación, si es que no se tiene pensado y decidido de qué forma se puede seguir activo y productivo.

Ahora, estoy aquí, compartiéndoles mi júbilo, mi alegría de la decisión tomada, instalé pues una pequeña librería, en la misma casa en donde actualmente vivimos mi esposa y yo, en un espacio que antes era una tienda de abarrotes, en la calle principal de acceso al poblado.

El proceso de instalación no fue rápido, coloqué unas mesas y unos exhibidores que mi amiga me prestó y empecé con muy poco material para la venta y desde un principio el objetivo fue claro: más que quedarme a esperar a las y los clientes en el establecimiento, tenía la determinación de seguir poniendo en práctica lo que había aprendido como promotor y coordinador de proyectos estatales y nacionales relacionado con la lectura.

Mi prioridad sería solicitar permiso a las y los directores de educación básica, de las escuelas del pueblo y otras escuelas del Municipio para que me permitieran entrar a sus escuelas a promover mi librería, mostrándoles los libros a las y los niños. Hablarles de los títulos y los autores que tenía; así como compartir con ellas y ellos algunas lecturas cortas en voz alta; principalmente cuentos, mitos, leyendas, poemas y fábulas.

Mi voz, mi presencia y mis ganas de acercar a las infancias y las y los adolescentes versiones clásicas de la literatura, me ha permitido trascender las barreras que se me han presentado.

Aunque ha habido directivos que no me han permitido ingresar a sus escuelas -aun cuando les presento un documento como Mediador Voluntario del Programa Nacional “Salas de Lectura”, al cual pertenezco, después de haber realizado un diplomado que me acredita como Mediador Voluntario de este Programa- otros me han abierto las puertas para impulsar un proyecto de fomento a la lectura que consiste en dedicar un día a la semana, por espacio de una hora, para leer en voz alta a todos los grupos a una misma hora.

La sesión se prepara con anticipación y pueden participar leyendo en voz alta el o la docente, un estudiante o una persona invitada de la comunidad. Luego se abre un espacio de intercambio en donde se habla sobre el tema, de los personajes, etc.

Yo voy a esas escuelas un día a la semana, les muestro novedades que me llegan a la librería, les leo en voz alta, y las y los niños escriben en su diario de lectura el título del libro, autor y brevemente qué fue lo que más les gustó.

También realizo pequeñas expo ventas de libros; coloco sobre una mesita algunos libros para leer, para colorear y de otras actividades, a precios accesibles. Con anticipación se avisa a las y los padres de familia para que sus niñas y niños lleven dinero para comprar al menos un librito económico.

Cuando en un grupo las y los niños adquieren un libro, la recomendación es que abran espacios en el aula para que ellos puedan compartir al grupo lo que van leyendo y cuando lo terminen de leer, puedan recomendarlo a sus compañeros de grupo o bien a toda la escuela, los lunes al concluir el homenaje a la Bandera.

En estos tres años también he tenido oportunidad de dialogar con padres y madres de familia acerca de la importancia de la lectura como herramienta fundamental para seguir aprendiendo y además formo parte de la iniciativa “Abuelito lector visitante”, estrategia implementada desde que mi nieta estaba en primer grado -ahora cursa 4º grado- en la misma escuela donde yo hice mi primaria.


En resumen, yo estoy ahí para coadyuvar con el o la docente, quien lleva a cabo su propio proyecto de lectura y yo le refuerzo con materiales que le sugiero y desarrollando actividades de lectura en voz alta generando un espacio crítico y respetuoso para analizar y reflexionar sobre el texto compartido.

Dejo para el final mi experiencia con el proyecto “Caminos de lectura”, una sala de lectura gratuita con un grupo de niñas y niños de primaria con quienes me reúno un día a la semana, surge de la convicción de que nos hacemos lectores por distintos caminos; las y los participantes asisten en libertad sin que nadie los obligue y así, leemos en libertad, aportando y compartiendo nuestras ideas, en torno a los libros que leemos.

El acervo es un poco limitado, sin embargo, yo gestiono materiales a través del Programa Salas de Lectura del Fondo de Cultura Económica o bien por otros medios y de mi propia librería.

Además de mantenerme activo y demostrar que después de los 65 años podemos ser productivos, estas acciones me han permitido seguir aportando al aprendizaje y disfrute de la lectura.

Somos conscientes de lo importante que es la lectura; sin embargo, aún hacen falta personas que quieran participar de esta gran tarea que debe ser una tarea permanente, porque como bien lo señala un autor “Leer como comer, debería de ser diario”, en las escuelas, en los hogares, en la calle, etc., en cualquier lugar por remoto que sea, hagamos que los libros se encuentren con las y los lectores perdidos, porque la lectura de libros es un derecho. 

Joel Santana Delgado

 Nayarit / Premio ABC 2008

Originario de Jala, Nayarit, dedicó más de 43 años al servicio educativo como maestro de primaria y secundaria. Formado en el Centro Regional de Educación Normal de Ciudad Guzmán y en la Escuela Normal Superior de Nayarit, inició su trayectoria en comunidades rurales como San Juan Peyotán y Santiago Ixcuintla, donde además impulsó la creación de una secundaria por cooperación. Su vocación docente lo llevó a trabajar en diversas localidades y a forjar un estrecho vínculo con estudiantes, familias y colegas, particularmente durante sus 23 años en Amapa, donde dejó una profunda huella humana y profesional.
A partir del año 2000, fue Coordinador General del Centro de Maestros 1806 y posteriormente Asesor Técnico Pedagógico en los Servicios de Educación Pública del Estado de Nayarit, liderando programas federales, capacitando docentes y gestionando recursos educativos. Reconocido con el Premio ABC en 2008 de Mexicanos Primero, su carrera combinó excelencia, compromiso y un profundo sentido de servicio. Hoy, ya jubilado, se reconoce a sí mismo como maestro para toda la vida, convencido de que la docencia es una profesión que se ilumina en el aprendizaje compartido y en la vocación de servir.

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