Repensar la forma de hacer escuela ¿Será necesaria y posible una nueva escuela?

La Nueva Escuela Mexicana propone un enfoque humanista, un trabajo por proyectos que busca hacer comunidad; las metodologías propuestas sugieren nuevas relaciones, la construcción de saberes desde la comunicación, lo escolar y el aula.

¿Será suficiente escribirlo en los libros de texto? ¿El actual modelo educativo responde a las necesidades sociales? ¿Sus resultados avanzan a la misma velocidad que su posible degradación y su urgente necesidad de transformación?

Nos gana la descomposición social, nos está ganando cada vez más terreno en muchos casos.

No soy pesimista, pero parece ya muy tarde para hacer algo y detener los patrones de conducta social que se revelan en cada esquina, en cada relación entre las personas. La forma en que se está haciendo escuela, ¿resolverá las condiciones sociales de violencia, drogadicción y corrupción en el país?, ¿la escuela debe hacer algo por ello?, ¿la escuela puede hacer algo?

En la anterior forma de hacer escuela, las y los estudiantes acudían por un saber, un conocimiento específico. Ahora, con el internet y las redes sociales, el saber y el conocimiento está por todas partes y toca a la escuela trabajar en la construcción de un saber ser. Los valores y los principios como la dignidad, la empatía, tolerancia, honestidad y respeto no siempre son promovidos en casa. Algunas niñas y niños ven en su entorno que se hace trampa para obtener un boleto, para no pagar la luz, para ganar el estacionamiento, y estos patrones de conducta se están colocando en las conciencias de los menores.

La escuela debe repensar, junto con la sociedad, la función y la posibilidad de atajar esta descomposición social. Esto es hacer comunidad, identificar las problemáticas que tenemos en común y trabajar para resolver, para proponer y actuar en un compromiso compartido. 

Desde lo local, desde los intersticios de cada pueblo y colonia se viven y se sienten las problemáticas, son ellos los necesitados, los que sufren las peripecias sociales y que deben hacer algo por sí mismos. Las soluciones vendrán de adentro.

Dejar de ver el beneficio personal en cada decisión y ver el beneficio común. Dejemos emerger el bien para todas y todos y pensemos de forma social. El bien común es de lo que hay que hablar, es de lo que hay que escribir y debatir para construir desde ahí. ¿Qué es el bien común? ¿Cómo se construye? Hacen falta palabras que lo describan y que muevan nuestras conciencias desde ese principio de vida.

Es necesario un nuevo pacto social entre escuela y comunidad, reorganizar las obligaciones civiles sobre la sociedad que obligue de alguna manera a cumplir con el derecho fundamental de los infantes y jóvenes de asistir y participar en la formación de ciudadanos, todas y todos somos responsables de participar en este proceso educativo que transforme las relaciones con la escuela.

La familia es la célula de la sociedad, su núcleo, el origen orgánico de lo social. Actualmente este modelo de organización social “la familia” está teniendo transformaciones y modificaciones. Estudiantes con familias biparentales, monoparentales, homoparentales, reconstituidas o compuestas, adoptivas o extensas. Vivir con esta nueva composición social como núcleo tiene sus efectos que deben ser comprendidos y atendidos desde el reconocimiento y justo valor.

Desde esa nueva realidad se debe pactar un encuentro armónico de relaciones que visibilice a las minorías y desde ahí, construir sentido de comunidad juntos. Será esa responsabilidad compartida, esas necesidades sentidas por todas y todos las que nos unan para hacer comunidad en el reconocimiento del otro.

El único ente que podría trabajar por reconstruir el tejido social es la escuela. Las organizaciones civiles, las iglesias hacen esfuerzos, pero no es suficiente. La única estructura colocada en todo el país con personas y edificios que trabajan en favor de la sociedad son las escuelas. Esa red debe ser empoderada para reconstruir relaciones sociales y para eso, los actores educativos deben ser revalorados y dignificados de manera integral.