Ser o no ser, una reflexión sobre los aprendizajes docentes
Tania Solís
Quintana Roo
06 de Septiembre del 2024
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Ser o no ser, qué sabio fue William Shakespeare cuando nos dejó esta corta y decisiva frase que ha perdurado a través de los siglos, que salió de la literatura y hoy por hoy es un estandarte al que muchos nos aferramos en diversos momentos de nuestra vida. Ser o no ser parte de la docencia no fue mi pregunta inicial, ha sido mi pregunta a lo largo de mis 28 años de servicio, ¿vale la pena ser o no ser docente?
En mi camino en la docencia como psicóloga en educación especial he sido parte de muchas situaciones, muchas negativas y desmotivadoras y otras más positivas y esperanzadoras. Desde que se lanzó la Reforma Educativa del 2013, la comunidad docente se sintió aplastada, en la incertidumbre y sin respaldo. La lucha fue dura para quienes hemos participado en los procesos que nos ha marcado el sistema educativo como parte de nuestra profesionalización y mejora económica; hoy sabemos que son procesos desgastantes. Con la llegada del nuevo gobierno se añoraba la tan nombrada “revalorización docente” de la que seguimos en espera.
En 2023 llegó a mis manos la convocatoria para postularme al Premio ABC, confieso que ni siquiera conocía a la organización que lo lleva a cabo -hoy sé que es un reconocimiento ciudadano organizado por Mexicanos Primero-, sencillamente lo vi, me llamó la atención y decidí conocer el proceso, con la apertura de que si no quedaba, lo volvería a intentar.
Recibir el premio fue mi salvavidas profesional, llegó en un punto de vida en el que sentía que ya no podía más. Semana a semana esperaba el correo que me notificaba que iba avanzando en cada paso de la selección. El anuncio final de haber ganado el premio fue una sacudida emocional. Y así empezó todo. Ser ganadora del Premio ABC en la categoría SER ACOMPAÑANTE ha sido la semilla que se ha sembrado para un nuevo capítulo en mi vida profesional y sobre todo personal.
Uno de los premios que recibimos los ganadores ABC es un Trayecto formativo con 8 sesiones virtuales y un cierre presencial de una semana en Yucatán, dicho trayecto tiene un enfoque holístico en el que se entretejen la metodología DIA, el Marco Ser y el Derecho a aprender de los NNAJ, todo de una manera sutil sin que nos demos cuenta. Iniciamos con sesiones en línea, donde martes a martes esperaba gustosa el momento de iniciar el trabajo.
Los docentes desde siempre hemos tenido que estar en constante formación continua, pero muchas veces es más una obligación que un disfrute y sentimos que no valió la pena nuestro tiempo invertido y que los aprendizajes obtenidos no cubrieron nuestras necesidades y/o expectativas. Sin embargo, en esta ocasión fue absolutamente diferente. Desde la primera sesión se hizo presente la diferencia, se nos hizo saber y sentir que lo más importante éramos nosotros, las personas; sí los maestros, pero más importante éramos las personas.
Con este trayecto formativo confirmo que, si no cuidamos de las personas, éstas no pueden desplegar sus alas y encontrar su verdadero potencial. El cierre del curso de manera presencial fue sublime. Las actividades se desarrollaron en un espacio que fue prácticamente un retiro. En medio de la selva yucateca, rodeados de los vestigios de unas de las civilizaciones más importantes del mundo. Nos llevaron a reconectarnos y reconfortarnos. Fue un cierre cuidado para centrarnos y valorarnos.
El aprendizaje siempre estuvo presente, pero más allá del aprendizaje que está escrito en los libros, vivimos la importancia de conocernos y reconocernos. Para mí ese fue el verdadero premio, un espacio creativo y formativo de conexión con otras personas apasionadas y amantes de la vocación docente que se entrelazaron y reconfiguraron para resurgir desde el MARCO SER.
Tania Solís
Quintana Roo
Licenciada en Psicología por el Instituto de Ciencias y Estudios Superiores de Tamaulipas A.C. Apasionada de la Educación Especial, desde pequeña sentía que era su vocación. Ingresó al servicio docente en 1997 como psicóloga de una USAER de turno discontinuo del municipio de José María Morelos, en la zona maya del estado de Quintana Roo. Posteriormente, forma parte del colegiado docente que funda el CAM en la cabecera de dicho municipio. Años más tarde se integra a la mesa técnica del departamento de Educación Especial y del equipo de investigación del Proyecto de Investigación de Intervención e Integración Educativa, mismo que se concreta años más tarde en el Programa de Fortalecimiento de los Servicios de Educación especial. De manera simultánea se desempeña como docente en educación media superior. En 2006 se incorpora al CAM Hellen Keller turno matutino de Chetumal, Quintana Roo, donde trabajó con alumnos principalmente con parálisis cerebral y discapacidad múltiple. Su trabajo con los padres de familia y tras años de escucharlos y acompañarlos en el trayecto educativo de sus hijos, se corona con la puesta en práctica de Ser Acompañante. Actualmente tras años de participar en los procesos de promoción vertical, hoy se desempeña como directora del CAM Secundaria Jan Veermer, el primero en fundarse en su estado.